Como responsables que somos del entorno que ofrecemos a los niños y niñas para que desarrollen en plenitud su necesidad de juego como medio de expresión, desarrollo integral y aprendizaje, tenemos que tener muy presente qué tipo de elementos y actividades les ofrecemos.
De esta forma hemos de:
- Reconocer en el juego del niño y la niña la necesidad intrínseca que está predominando en esa etapa de su vida y ofrecer en esos momentos concretos, material, juguetes y actividades acordes con esa necesidad.
- A la vez, nos podemos valer de esa motivación para acompañarles en aprendizajes más complejos en forma de juego, haciendo del acto de la adquisición del aprendizaje, un momento divertido y más significativo (sobre todo en etapas más avanzadas).
Es decir,
El niño y la niña han de usar los juguetes didácticos específicos para el desarrollo concreto de un habilidad, aprendizaje, etc, cuando surja esa necesidad; mostrando interés para explorar y «profundizar» en esa cuestión.
Si no podemos tener reacciones como:
- No presta interés al juguete.
- Juega pero a los dos días se olvida de él.
- Forzamos un aprendizaje que no necesita en ese momento.
- Juega por complacernos a nosotros pero su motivación no está alineada con lo que está realizando.
Por otro lado, si lo único que le procuramos en su entorno son materiales, juguetes y actividades didácticas, también podemos correr el riesgo de encontrarnos en estas situaciones:
- Se acostumbra a motivarse de forma extrínseca y a no seguir su propia motivación.
- Acaba aborreciendo todo aquel material (actividad) que tenga connotaciones didácticas.
Así debemos de proporcionar un entorno adecuado y diverso con un material, juguetes y actividades adecuadas que fomenten mucho el juego libre y tiempo para dedicar al juego didáctico. Teniendo las herramientas de juego accesibles para que el propio niño y niña puedan gestionarse sus tiempos a su gusto y necesidad.